No voy a morir Doctor! No voy a morir…!

muerteSu trato era tan amable y  su sonrisa  tan contagiosa y tan sincera que no tuve más remedio que darle un pase  de atención adicional en mi consultorio cuando me lo solicitó. Era un hombre de 40 años, fortachón, levantador de pesas que acudió diciéndome que le habían hecho una biopsia de un pequeño tumor en el pecho, él sabía que era benigno pero quería que se lo confirmara. Leí el informe : muestras de tejido fibroso e inflamatorio. Negativo para cáncer. Lo examiné, palpé sus abultados pectorales ,el tumor era duro,pegado a planos profundos. La biopsia no había llegando al tumor en sí, la muestra había sido tomada de la periferia del tumor. Le explico el problema y le digo que tengo que hacerla otra biopsia pero esta vez en sala de operaciones. !Para que Doctor..! Si es benigno!. Tuve que convencerlo. El resultado de la segunda biopsia: Miosarcoma,… un tumor muy maligno. Fue sometido a varias operaciones con resección de músculos y  costillas. Viajó a Lima, al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas y regresó con una sonrisa. «No le dije Doctor, en Lima me han dicho que todo está bien, que ya no tengo tumor. No voy a morir Doctor». Su optimismo era desbordante,  su entusiasmo contagiante pero al ver el rostro de su esposa uno comprendía la realidad.  No le habían dicho la verdad.

Un mes después reingresó al hospital, el tumor estaba creciendo en su pecho como la cabeza de un niño, había invadido corazón, pulmones y huesos. estaba pálido, adelgazado pero su entusiasmo no había desaparecido. Sus bromas y sus gestos hacían sonreír a los demás pacientes. «Doctor, me decía, córtelo nada más para irme de alta».

Empezó a tener hemorragias por lo que recibió múltiples transfusiones sanguíneas. Su sonrisa era cada vez más forzada. «No me voy a morir Doctor.. No me voy a morir!.» Yo me iré de aquí saltando en una patita».

Una mañana al pasar visita, ya no lo encontré, había tenido una hemorragia incontrolable por la madrugada y murió.